martes, 1 de septiembre de 2009

maquetas.-


Que linda es la vida este mediodía!. Apenas abro los ojos miro el celular y me levanto en bombacha, camino y me encuentro con la última galletita Terepin que me quedo de ayer! Que alegría, que rico comerla con el estomago tan vacio y yo con cara de recién arranca la vida.

Y abro un poquito la ventana porque siempre me gusta que entre aire mientras me termino de abrochar el pantalón y me pongo un sweter grande así nomas porque estoy bastante entrecasa como la revista de Disco. Y la ciudad esta viviendo porque escucho las bocinas de los autos, menos mal que acá es provincia y no son esos bocinazos locos de capital federal. Acá se escucha un ruido muy lindo y no se porque nunca bajo a mirarle la cara al tipo, es el ruido de ese aparato que no se como se llama que se usa ah si! Megafono, pasa con uno de esos y me imagino que en caballo gritando que vende verduras, que lindo debe ser comprarle, la próxima vez que lo escuche voy a bajar por el ascensor lo mas rápido posible y si al ascensor lo están usando otros vecinos no importa, bajo corriendo los siete pisos porque bajar no cuesta nada, el tema es subir.

Y le pediría muchas papas porque las papas son una necesidad básica, es como el agua casi. También tomates mucho tomates, si es posible peritas que sean lindos o sino redondos pero ojo con engañarme eh! Se muy bien que a los tomates larga vida le sacan el cosito verde y los venden como tomates redondos, a mi con esa verdura no eh!. Y compraría bananas para hacer licuados que después nunca hago, ah una queja, seria algo fenomenal que las empresas que fabrican licuadoras inventen algo para que limpiarlas sea mas fácil, no pido nada mas que eso, aunque confieso que me muero por tener esa que pasan en la tele, esa que hace jugos con todo y el jugo sale con un color tan planeta tierra, creo que no me gustaría tomar jugo de pepino + naranja+ jengibre + lechuga pero estaría buenísimo tenerla.

Me doy cuenta también que por lo general siempre desde las casas donde vivo veo cosas maravillosas, tengo una suerte con eso! Siempre buena vista eh, siempre. Ahora escribo y me estiro un poco para el costado y veo el rio y también muchos arboles y algunos edificios que parecen cajitas de zapatos.

Algo que me quedo pendiente de cuando era chica (es increíble, simplemente crecí y no me di cuenta) es hacer una maqueta pero que me quede linda. Cuando iba a la escuela me mandaron a hacer una ciudad, no es adorable el ser humano?. Hice una maqueta juntando las cajas de remedios de la caja de remedios de mi mama, siempre tenia una caja llena de todo, para cada dolor ella tenia una pastilla, y siempre habían cajas de remedios que se iban gastando así que conseguir los futuros edificios no fue difícil, el tema es que desde chica me invadió una ansiedad espantosa que hacia que se me terminara cagando todo de un momento a otro. Nunca fui prolija, ahora soy la madre de la prolijidad. Pero teniendo esas cajas, que eran oro, eran imagínate una mezcla preparada de ladrillos, cemento, agua, mano de obra, todo resumido a una cajita de Roche, pero la cagaba. Cuando llegaba el momento de forrar la caja y hacerle con fibra las ventanas, Ay! Que mal lo hacia! Hacia las ventanas así nomas todo rápido para termínalo, después le ponía mucha voligoma y las pegaba a la plancha de telgopor donde iba a desarrollarse la ciudad, la “Marilandia” jaja. Y con todo pegado, y todo hecho un enchastre se me venían ideas espantosas como la de tirarle yerba por arriba para que parezca pasto, y después polenta para que parezca arena de plazas infantiles, que de ultima. Me quedaban espantosas y yo lo sabia, yo me daba cuenta, ansiosa si pero gila no. Los demás tenían unas ciudades hermosas, hechas con tranquilidad, sin mezcla de comidas y plastilina. Que mal me sentía, de verdad.

El otro día fui al San Martin con un amigo a averiguar unos cursos y ahí estaban: maquetas. Que maravillosas son, y estaban tan bien hechas! Casitas chiquitas, con su living y todo, y no solo eso sino que habia hasta almohadones miniatura! Que cosa mas linda. En ese momento pensé que el ser humano es una cosa amorosa. Que no puedo creer a veces, lo juro. Me viene como una cosa que se parece a miles de vaquitas de San Antonio, a miles de vasos de Coca Cola, a estar en una pileta re copada y saber nadar en verano, a comer puré Maggi, a bailar reggaeton, a jugar en un pelotero una semana seguida, es como una buena sensación que no se, no se explica.

Proyecto para el 2010: hacer una maqueta.